Chalma - Veracruz Llave

Mi íjita…mi íjita…me dijo mi madre ya nos vamos pa´ el pueblo, me quede callada mirándola fijamente…la mire estaba decidida…no podía opinar tenia 5 años y mis hermanos, Alfredo 4…Irma 1…Alfonso de brazos en su rebozo de bolitas lo cargaba contenta…un montón de cajas todas de cartón guardaba en ellas nuestras pertenencias me di cuenta por el volumen que era una mudanza sin retorno…Mis hermanos y yo nacimos aquí en el D.F. acostumbrados a la vida de la gran ciudad con todas sus costumbres y ventajas que da vivir está da. Hace más de 45 años llegar a el pueblo de Chalma solo era por terraceria y camino real la experiencia fue para mi... asombrosa, ante mis ojos…veía a mi madre jalando los burros, donde mis hermanos y yo estábamos montados, ella mi madre, nos quería que camináramos por el dolasal… se hundían sus pies descalzos y el lodo llegaba a las rodillas, con un palo largo como bastón se protegía de algún animal rastrero que pudiese lastimarla, una fina lluvia cubría nuestros cuerpos el sonido de los charcos a nuestro paso…los gritos del arriero dueños de las mulas para que estas no pararan de caminar… me hacían pensar que sería muy difícil regresar…se quedaba atrás la vida fácil…las comodidades…la bicicleta, el patín del diablo, mis patines y las amiguitas ricas de la colonia narvarte donde nací y crecí… presentí que ya no sería más.
Llegamos a la casa de mi abuela el día brillaba, la luz del sol nos sonreía montada en el burro veía la belleza del paisaje… la casa de piedra a dos aguas cubierta de teja de barro su pequeña tiendita de abarrotes (su changarro) su casita contigua de paja es la cocina donde esta el metate, su bracero de barro donde se cocina con leña…los trastes todos ahumados, las paredes de barro cubiertas de hollín por el diario cocinar…el piso de tierra…eran para mi nueva vida un cambio total e indescriptible…sí una vida diferente… me afecto, me enferme de todo, mi pequeño cuerpo se lleno de llagas…miraba a los niños de mi edad caminar descalzos sin quejarse de dolor por el ardiente piso…el reto empezó, sobrevivir en la nueva tierra! . Todo era distinto…novedoso, la comida, la familia, el catre de hilos entretejidos de ixtle, el petate, el clima sofocante de calor, el agua con sabor a raíz sin hervir, las mujeres indígenas con su ropa de manta y quexquen gran colorido plasmada la naturaleza, flores bellas y aves en sus pechos en sus hombros tejidos presumiendo orgullosas el arte de sus manos … vendiendo sus recientes cosechas…con el chiquihuite en la cabeza, cargando hiervas frescas, legumbres y demás, caminando seguras, con alegría peculiar, en su idioma nahuatl ofreciendo de casa en casa por el pueblo a paso corto y rápido tocando con sus pies descalzos la tierra que siempre les perteneció.
Atónita, confundida …continuaba mi vida en el pueblo… y ya podía ver con claridad las diferencias de genero desde el propio nacimiento de un bebe…cuando mi hermano Eduardo nació la partera del pueblo cobro más caro por sus servicios por ser varón y con toda normalidad me decía que por servicio de parto para una niña era más barato y mas caro para el varón pregunte el porque? …los niños traen riqueza a la casa trabajan pa´ comer, pa´ vestir, pa´ respeto, pa´, sembrar y es el hombre de la casa y las niñas no?...refute – no me dijo ella – y que hacen en la casa me pregunte- acaso no hacen comida, hacen las ricas tortillas, cuidan a los hijos el dinero, lavan, acarrean el agua del río, la leña, el fogón caliente, surcen la ropa del marido de los hijos, barren, ufff .pues que será eso…mas entendí que solo trayendo dinero a la casa se puede valer…ops… observaba a mi abuela trabajar, a mi madre también, con la carga de cinco hijos que mantener…y eso no es valer??? En fin la historia es así… continuara…