Huacasco (San José de Huascasco) - Jalisco

Escrito por Voz del Norte
Jueves, 01 de Marzo de 2012 14:53
Marino Quezada Hernandez/Febrero 2012.- Cuentan las gentes que han buscado en viejos libros, que antes de que los españoles llegaran y conquistaran estas tierras, que después ellos llamarían, la Nueva España, los pobladores de estas tierras, solo tenían la crianza de guajolotes también llamados pavos mexicanos. Después de la conquista de México, los españoles solo trajeron unos contados ejemplares bovinos, que se empleaban en el arrastre de carretas y en el funcionamiento de los primeros molinos mineros.
Luego en 1526, se tiene noticia según documentos de ese tiempo, del caso de la compra de ganado bovino, que se traía a la Nueva España, que venía desde la Habana y Santo Domingo. De aquellas tierras llegaron las primeras vacas y los primeros toros, que formaron la simiente, de la que se obtuvo una asombrosa proliferación, que sin limitaciones o cercos, se adaptaron al clima, ambiente, pastos, y aire de nuestra geografía, según registro de los años 1537–1538. El texto de este ordenamiento esta tomado, de la publicación que con motivo de sus cincuenta años de vida, publicó La Confederación Nacional Ganadera.
El caballo vino con los conquistadores, y se conocen los comentarios de algunos cronistas de aquel tiempo, que relatan el pavor y espanto, que causaba a los indios ver a un guerrero, en su caballo, como si fuera un solo ser, esto era para aquellas gentes, un compuesto maligno, una figura misteriosa, que se echaba sobre los combatientes indios, causando sobre sus ejércitos verdaderos destrozos.
Pasada la época de violencia de la dominación española, el caballo se quedo en estas tierras, al servicio de la aristocracia española, en las ciudades, en las haciendas, o en las estancias ganaderas, el caballo hizo al caballero, ya que fue una distinción, o un rango de alcurnia montar un brioso y hermoso caballo, y lucirlo en desfiles y toda clase de eventos sociales, o hacerse el encontradizo con la dama que era la causa de sus desvelos, o simplemente lucirlo en las actividades del campo. Como se anota arriba, el hombre se convirtió en caballero, en aquellos tiempos el caballo era tan apreciado, que por un buen caballo, joven, brioso y entero, se daban hasta cien esclavos.
El clima de esta tierra, que los españoles llamaban La Nueva España fue tan favorable a la ganadería, que los hatos ganaderos se multiplicaron tan rápidamente que se decía que en dos años, se multiplicaban casi dos veces. Esta multiplicación trajo consigo el abaratamiento de la carne, y la población aún la indígena, pudo disponer de buena carne, pues en el año 1600, el precio de un regular novillo era de dos a tres pesos.
Después de esta bonanza, aquí en Jalisco, comenzaron a darse casos de abigeato, pues dos hombres solos, amparados por la noche, podían arrear muchas reses al lugar donde estaban los mataderos, además de que grupos de vagabundos españoles, en buenos caballos, y bien armados se aliaron a unos indios, a unos negros, y a unos mulatos, y se dedicaron a robar ganado que sacrificaban en los mismos agostaderos donde pastaba el ganado, solo para aprovechar el sebo y los cueros que tenían precios verdaderamente atractivos, el sebo era vendido a una fábrica de velas y mecheros que estaba en Tlajomulco de Zúñiga, pues las velas y los mecheros, eran la base de la iluminación de todos los hogares de ese tiempo, además mucha gente compraba el sebo para fabricar jabón. Las pieles de ganado bovino eran muy solicitadas en Europa, para el equipo de los ejércitos de aquella época, también mencionan los cronistas de ese tiempo, que en un solo día se llegaron a sacrificar más de 1,000 reses solo para aprovechar el sebo y las pieles, dejando la carne para un verdadero festín de coyotes, lobos, y zopilotes, también estos cronistas mencionan, que perros domésticos se juntaron con perros salvajes y formaron verdaderas jaurías que atacaban y mataban el ganado, y de indios chichimecas que se habían convertido en excelentes jinetes, y a lomo de caballo perseguían y mataban el ganado a flechazos como si fueran venados.
En el estudio del LIC. Mario Aldana Rendón, Jalisco, 1821–1940, publicado por la Universidad de Guadalajara, en 1979, se hace mención, que en Jalisco un buen numero de propietarios agrícolas contaban por lo menos con dos vacas dando leche, algunos burros, y chivos y puercos para el consumo familiar. Y que había 100 ganaderos de los que 65 tenían entre 1,000 y 2,000 reses; 14 tenían entre 2,000 y 3,000 reses; 7 entre 3,000 y 4,000 reses; 1 entre 4,000 y 5,000 reses y 8 con más de 5,000 reses. De los 65 con más de 1,000 reses, 28 pertenecían a la zona Centro, 1 a la zona Norte, 18 a la zona Sur, 8 a la zona Altos, y 10 a la zona Costa.
En Villa Guerrero, Jalisco, el Pbro. don Nicolás Valdez Huerta, en su libro Villa Guerrero, Jalisco tomo II, cuenta que en el año 1847 un buey valía 12 pesos, un toro bruto, 4 pesos, un torete de dos años 2 pesos, un becerro de un año, 1 peso, una vaca parida 4 pesos y cuatro reales, una vaca horra, 4 pesos, una vaquilla de 2 a 3 pesos, un caballo razonable, 9 pesos, un potro 5 pesos, una potranca añeja 1 peso, una mula aparejada 17 pesos, una mula en pelo 10 pesos, una mula bruta o cerrera 6 pesos.
Don Agustín Valdez Sánchez, en su libro “Los buenos días de Agustín Valdez”, relata de una manera amena, los trabajos que pasaron los hombres arreadores de ganado, que durante dos décadas (1940-1960) arrearon partidas de ganado este municipio a la ciudad de Guadalajara, cuenta que una vez llevaban unos toros ladinos con unos bueyes mansos, y al pasar por Totatiche, un doctor de Colotlán iba o venia, en un Jeep, asustados los toros tanto por el Jeep como con el ruido del motor, corrieron formando una estampida que poco faltó para arrollaran a la caponera, (nombre que en estas tierras se le da al hombre que va a caballo adelante de una partida de ganado), y el trabajo que les costó volver a juntar ese ganado, y en las noches los bovinos se echaban a mascar su chicle volteados para su tierra, al parecer se sentían tristes de abandonar su querencia, y lo difícil que era meter ese y otros ganados al puente del río de Santiago, en San Cristóbal de la Barranca, aquel puente estaba hecho de tablones colocados sobre dos calabrotes amarrados con mecates, era una odisea que las reses cruzaran este puente, pues además de que se mecía como un columpio, las reses se asustaban con el ruido de sus propias patas, estos viajes duraban 15 días; los tres primeros días, los arreadores comían tacos calentados, y después solo comían pinole y esquite con tamales, esta dieta les provocaba estreñimiento, estas partidas las llevaban en tiempo de cosechas para aprovechar la gordura del ganado, ellos dormían en el campo raso y había mañanas que el campo amanecía blanqueando de hielo, los talones se les agrietaban, a punto se sangrarles, cómo sufrieron nuestros mayores.
El registro de fierros de herrar ganado bovino y equino, en el estado de Jalisco, se inició oficialmente en el año de 1933. Por decreto del Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco, don Sebastián Allende, como única forma legal de identificación, y poder acreditar la propiedad del ganado.
La organización de los ganaderos de nuestra Patria, comienza a tener presencia en el año de 1936, con la constitución de la Confederación Nacional Ganadera, que agrupa las Uniones de los Estados, y con estas, las Asociaciones ganaderas de sus municipios.
La Unión Ganadera Regional de Jalisco fue organizada por el Sr. José Moreno Vergara, su primera asamblea fue el 27 y 28 de Marzo de 1960, siendo el primer presidente el Sr. Salvador Mayorga Cameros.
En Villa Guerrero, Jalisco, los primeros registros de fierros de herrar, son del año 1933 el No. 1 y el No. 2 desgraciadamente no se encuentran, el No. 3 fue registrado el 11 de Septiembre de 1933 a nombre de la Sra. María de Jesús Arellano Flores, el No. 4 a nombre del Sr. Zacarías Núñez, y el No. 5 a nombre de la Sra. Maclovia Ureña, estos son de fecha 28 de Septiembre de 1933.
La Asociación Ganadera, Local de Villa Guerrero, Jalisco fue fundada por 42 entusiastas ganaderos que se reunieron el 28 de Febrero de 1962 en la presidencia Municipal, ellos fueron los Sres. Maclovio Valdés Covarrubias, Agustín Gutiérrez Garay, Antonino Sánchez Escobedo, David Valdez Sánchez, Mauro García Gutiérrez, Margarito Sánchez Mora, Juventino Sánchez Valdez, Luis Muro Arellano, Federico Valdez Barrera, Juan Huízar González, Felipe Solís C., J. Guadalupe Javier Flores Sánchez, Lorenzo Gamboa García, José Pérez Vela, Adrian García González, Salvador Valdez Barrera, Nivardo Sánchez Pinedo, Félix Raygoza García, Salvador Raygoza García, Epitacio Valdez Salazar, Rigoberto Jara Canela, Elfego Flores Covarrubias, Miguel Flores Sánchez, Pedro Huerta Márquez, Adalberto Duran Arellano, Filemón Jara Marín, Cristóbal Díaz Antuna, Rodolfo Díaz Antuna, Pascual Díaz Antuna, Benjamín Díaz Antuna, Maurilio Díaz Antuna, Tereso Antuna González, Liberato Jara, Catalino Mendoza, Juan Francisco Madera Cordero, Apolonio Caballero Parra, Gregorio Sígala, Mauro Hernández Miramontes, Manuel Valdez Carrillo, Gregorio Huízar, Antonio Jara Flores, Manuel Jara Flores. Los que acordaron constituir una Asociación Ganadera Local de acuerdo a la ley de Asociaciones Ganaderas de fecha 7 de Abril de 1936 y su reglamento.
El consejo directivo quedo de la siguiente manera: Presidente: Maclovio Valdés Covarrubias. Secretario: Agustín Gutiérrez Garay. Tesorero: Antonino Sánchez Escobedo. Vocal: David Valdez Sánchez. Vocal: Mauro García Gutiérrez. Consejo de Vigilancia: Presidente: Margarito Sánchez Mora. Secretario: Juventino Sánchez Valdez. Vocal: Luis Muro Arellano. Delegados: Federico Valdez Barrera y Juan Huizar González
Esta Asociación Ganadera Local fue autorizada por la Secretaría de Agricultura y Ganadería, en oficio 103-30. 514. 2882. De fecha 16 de Mayo de 1962.
A lo largo de cincuenta años de vida de la Asociación Ganadera Local, algunos han sido presidentes en varios periodos, los Sres. Maclovio Valdez Covarrubias, J. Guadalupe Javier Sánchez, Refugio Escobedo Ureña, Margarito Sánchez Mora, Mauro García Gutiérrez, Adalberto Muro Jara, José Flores Sánchez, Maximiliano Murillo Arellano, Agustín Pinedo Villagrana, Isidro Huízar Ramos, Joel García Caballero, José Torres Escobedo, Salvador Gamboa García, Roberto Hui zar Sánchez, Adalberto Muro M., Camilo García Vargas, Armando Pérez Raygoza y José Jara Sánchez.
En el año 1964, siendo presidente de la Asociación Ganadera Local de Villa Guerrero, Jalisco, el Sr. J. Guadalupe Javier Flores Sánchez, viendo la gran cantidad de ganado que en partidas traían de la sierra, de Huajimic, Camotlán y otros ranchos del municipio de la Yesca Nayarit. Los ganaderos vieron la urgente necesidad de hacer unos corrales de la Asociación Ganadera para el servicio de los ganaderos. En el año 1965, siendo presidente de la Asociación Ganadera el señor J. Refugio Escobedo, compró el terreno donde actualmente está el centro de salud, el mercado, centro de rehabilitación y la casa de cultura, este terreno era propiedad de la Sra. María de Jesús Arellano Flores, ella aceptó venderle al Sr. J. Refugio Escobedo el terreno que él creía necesario, allí se hicieron los primeros corrales, estos fueron de madera, con báscula para pesar ganado y baño garrapaticida. El embarcadero estaba frente a donde está el DIF Municipal, allí se embarcaba el ganado; en un solo día, salían hasta 17 camines rabones que viajaban a Ciudad Valles, San Luis Potosí, Guadalajara y Aguascalientes.
Con el paso del tiempo estos corrales resultaron insuficientes para las necesidades de los ganaderos, además de que estaban a un lado de la escuela Leona Vicario, y de que se habían fincado muchas casas alrededor de los corrales. En 1975, siendo presidente Municipal don Adalberto Muro Jara, este a nombre de la Asociación Ganadera se entrevistó con la Sra. Magdalena Muro Arellano, para ver si podía comprarle el terreno para los nuevos corrales de la Asociación Ganadera, ella con el consentimiento de su esposo el Sr. David Valdez Sánchez, accedió a venderle el terreno que ocupaba para los corrales de la Asociación Ganadera, siendo el mismo J. Refugio Escobedo Ureña, quien comenzó e hizo gran parte de estos nuevos corrales. Nadie da razón dónde adquirió los planos para hacerlos, pero están tan bien diseñados que han venido Ingenieros y más gentes a medirlos y fotografiarlos, alguien comentó que ocupaban el primer lugar en la zona Norte, y tercero a nivel Estado de Jalisco. Comenzaron a dar servicio a los ganaderos a partir de 1982. Hasta el día de hoy, gracias al esfuerzo de los presidentes y sus directivas que se han preocupado no solo por darles mantenimiento, sino por hacerlos más funcionales, cuentan con 31 corrales, una bodega, 3 oficinas y una sala de juntas, que con los actuales precios del terreno y sobre todo de hierro del que están hechos estos corrales, son un verdadero patrimonio de los ganaderos. Gracias.
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